Su nombre es de gran importancia histórica para Villamanrique de la Condesa.
El origen del nombre de esta plaza se remonta a que en este lugar se encontraba Convento de Santa María de Gracia de los franciscanos, fundado por la marquesa Doña Blanca Enríquez principios del siglo XVII.
El 6 de mayo de 1624 en esta Iglesia Conventual tuvo lugar un gran acontecimiento: el casamiento de la Tercera Marquesa de Villamanrique Luisa Josefa Manrique de Zúñiga con el segundo hijo del Duque de Medina Sidonia, D. Melchor Manrique de Zúñiga, al que asisten numerosos grandes Nobles de España, entre ellos los Condes de Niebla y el Marqués de Ayamonte.
En sus tiempos, se hallaban en él valiosisímas obras de arte que algunas de ellas desgraciadamente se perdieron con el tiempo debido a la desamortización del S.XIX de los bienes religiosos de la iglesia y la exclaustración de los frailes.
Los mejores retablos de la actual parroquia proceden de dicho convento; el Altar Mayor, de San Antonio, de San José, de la Inmaculada, del Corazón de Jesús y la capilla en la que se halla una pequeña imagen de San Antonio del S.XVII.
Durante los dos siglos posteriores a su fundación, el convento franciscano de Santa María de Gracia de Villamanrique de la Condesa, se convirtió en:
»lugar de culto constante a donde confluían
buscando una mejor vida de piedad, no sólo
casi todos los vecinos del pueblo, sino de los
pueblos circundantes: Pilas, Aznalcázar, Benacazón,
Bollullos; tan sólo de Pilas existen
en los registros de la Orden, cuatrocientos
afiliados allá por 1820.»
(VÁZQUEZ SOTO, José María: Historia y leyenda de Villamanrique)
En el centro de la plaza, hasta el siglo XIX, se encontraba una Cruz del Humilladero, y se conoce también por ser uno de los primeros lugares de España en donde se proyectaron películas de cine mudo, traídas por el Duque de Orleans al municipio.
Durante muchos años, sirvió también como plaza de toros en el fiestas de San José y San Roque, e incluso la plaza pasó a llamarse General Franco.
Fue centro de diversión y espectáculo, repleto de público que venían a ver al torero Andrés Espinar Mora, »Andarríos».
En 1957 aproximadamente, el Convento se declara en ruinas, y en el 1959 el párroco de la Iglesia en aquella época traslada todas las obras de artes que hoy se conservan a la Iglesia. Dicho cura era D. José María Vázquez Soto, el cual cargó con el sambenito del desmantelamiento del Convento, ya que al llegar al pueblo, se encontró con la declaración de ruina del templo y lo que hizo fue salvar para Villamanrique las grandes obras de arte que se trasladaron rápidamente a la Parroquia en vez de ser enviadas a Sevilla.
En el 1969 lo que quedaba de edificio en ruinas sin altares, lo terminaron derrumbando, con el error de dejar dentro un preciado coro de caoba que también acabó destruido.
