El nombre de esta calle se remonta a Don Álvaro Manrique de Zúñiga y, su mujer, Doña Blanca Enríquez.
Transladándonos a 1565, cuando Teresa de Zúñiga dispuso en su testamento el reparto de tierras entre sus hijos, la villa de Mures llegó a caer en manos de su hijo Álvaro de Zúñiga y Sotomayor, que previamente tenía asignado el de Gines. Junto a la villa de Mures también recibió la dehesa de Gatos y heredó Chillas.
Al tener el mayorazgo de Gines vinculado el apellido de Manrique y estar casado con Blanca Enríquez, Álvaro de Zúñiga modificó su nombre por el de Álvaro Manrique de Zúñiga.
Las tierras de la primera villa de Mures no eran muy propicias para la población ya que eran pantanosas por lo que se fue progresivamente trasladando a un lugar cercano con más vegetación y propicia para la caza.
En aquella época, durante el reinado de Felipe II, cabe destacar que recayó en Villamanrique la tarea de atender la defensa fronteriza del estado de Ayamonte, con motivo de la guerra de sucesión de Portugal. Asimismo, recibió el encargo real de asistir las operaciones de la franja limítrofe con el Algarve. Las levas correspondientes a los estados de Villamanrique y Ayamonte se hicieron bajo el control de don Álvaro.
En 1575, Felipe II le concedió a D. Álvaro el título de marqués de Villamanrique y, posteriormente, en 1585, fue nombrado VII Virrey de México.
Don Álvaro Manrique de Zúñiga le da nombre al pueblo en 1577, cuando pasó de llamarse villa de Mures a Villamanrique de Zúñiga en honor de su dueño. Este hecho se consigna en los registros de la actual Parroquia de Santa María Magdalena, ya que se encuentran partidas de bautismo firmadas en Mures hasta 1574, Marquesado de Villamanrique, hasta 1577 y, a partir de esa fecha, en Villamanrique de Zúñiga, que antes se solía llamar Mures.
Se crea el escudo heráldico en el siglo XX; dividido en dos partes: la superior está formada por dos cuadrados; el cuadrado de la parte derecha representa las siglas A y B, en honor a D. Álvaro y Dª Blanca. En la parte izquierda luce la barra negra del símbolo de Marqués, todo ello rodeado por las cadenas doradas que le corresponden. En la parte inferior está la Flor de Lis de Oro, sobre campo azul, color de los Orleans, y por último, el escudo se remata con una corona real.
Dichos marqueses, edificaron molinos, almacenes, trujas y edificios junto a su Palacio. Una lápida de mármol que se encuentra en el jardín del Palacio recuerda estos hechos históricos.
Su hijo, San Pedro de Zúñiga, tomó el hábito agustino y se trasladó hasta Filipinas para propagar el catolicismo. Fue martirizado en Japón. El Colegio Público de Villamanrique, C.E.I.P San Pedro de Zúñiga, lleva su nombre.
Se conserva en la Parroquia de la localidad un bello copón de plata repujada que lleva el escudo de Álvaro y Blanca del S.XVI, que parece ser que perteneció a San Pedro de Zúñiga, y que según un inventario parroquial de principios del S.XX fue donado por la Condesa de París a dicha Parroquia ya que ésta se encontraba en las dependencias del Palacio.
Para rendirles homenaje en nuestro pueblo, además de darle nombre a esta barriada, en la Plaza Virgen del Rocío, se colocó una fuente que lleva sus iniciales, al igual que en el escudo de Villamanrique, para que queden siempre en el recuerdo de todos los manriqueños y manriqueñas.